• Víctor Serrano López, nutricionista clínico deportivo en Practiser, una filial murciana del grupo sanitario Ribera, recuerda que estos medicamentos son especialmente útiles en los casos en que no se mantiene un control adecuado del azúcar en sangre, aunque también ayudan a la pérdida de peso y mejoran la salud cardiovascular
  • Insiste en que deben ser recetados y supervisados por un profesional sanitario cualificado y que el autotratamiento puede ser peligroso

Algunos fármacos contra la diabetes tipo 2 se han hecho populares en los últimos años por sus buenos resultados en la lucha contra esta patología, pero también por el contundente efecto en la bajada de peso de pacientes con obesidad o sobrepeso, aunque el objetivo inicial de los análogos del GLP1 era mantener a raya el nivel de azúcar. Sin embargo, Víctor Serrano López, nutricionista clínico deportivo en Practiser, una filial murciana del grupo sanitario Ribera, asegura que “la pérdida de peso es más efectiva cuando se aborda de manera integral” y señala que “estos medicamentos no son una solución por sí solos a la obesidad: adoptar hábitos alimentarios saludables y realizar actividad física periódica siguen siendo los componentes clave del control del peso a largo plazo”.

Serrano explica que el péptido 1 similar al glucagón (GLP-1) es una hormona producida en el intestino delgado en respuesta a la ingesta de alimentos. “La función principal del GLP-1 es estimular al páncreas para que secrete insulina, lo que ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre”, señala. Además, añade, reduce el apetito y retarda el vaciado gástrico. “Los análogos del GLP-1 son medicamentos diseñados para imitar la acción del GLP-1 natural, activan los receptores GLP-1 en el cuerpo y por eso tienen algunos efectos beneficiosos en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la pérdida de peso”, apunta.

El nutricionista clínico deportivo de Practiser asegura que “estos medicamentos son especialmente útiles en los casos en que no se mantiene un control adecuado del azúcar en sangre debido a cambios en los niveles de glucosa en sangre, pero también para la pérdida de peso y la mejora de la salud cardiovascular”. Todo está relacionado. “La pérdida de peso reduce el colesterol, ayuda a controlar los triglicéridos en la sangre, mejora la resistencia a la insulina y el control del azúcar en sangre y a bajar la presión arterial”, explica, lo que en conjunto favorece la salud cardiovascular.

Sin embargo, también señala que estos medicamentos, como otros, pueden tener efectos secundarios negativos. “Es importante recordar que deben ser recetados y supervisados por un profesional sanitario cualificado y que el autotratamiento puede ser peligroso”, señala. Entre los efectos secundarios más comunes destaca las náuseas, vómitos y diarrea. Pero también advierte del riesgo de hipoglucemia y recuerda que no está recomendado a personas con antecedentes personales o familiares de cáncer medular de tiroides, neoplasia endocrina múltiple o pancreatitis.

Para Víctor Serrano, cuando se considera este tipo de medicación para el control de peso, especialmente en casos de obesidad y diabetes tipo 2, es importante personalizar el tratamiento; valorar los efectos a corto y largo plazo, incluido si el paciente es capaz de mantener la pérdida de peso; evaluar riesgos y beneficios; abordar el tratamiento desde un enfoque multidisciplinar; perseverar en la educación en salud del paciente; hacer un seguimiento continuo; y tener en cuenta las consideraciones económicas del tratamiento. Hay que recordar que en España el tratamiento con estos fármacos está financiado únicamente para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 en personas obesas con un índice de masa corporal mayor o igual a 30 Kg/m², y en terapia combinada con otros antidiabéticos, no en monoterapia, incluyendo insulina, cuando estos, junto con la dieta y el ejercicio, no proporcionan un control glucémico adecuado. No están financiados en ningún caso cuando van destinados al tratamiento exclusivo de la obesidad o del sobrepeso.